16-12-2010
En el departamento Cochinoca, Jujuy, una comunidad de 25 familias kollas que tienen la posesión precaria de las tierras que habitan presentó el 15 de noviembre ante la Dirección Provincial de Minería un documento en rechazo a los emprendimientos mineros en su territorio.
Matías Quispe sobre la extracción de litio en la Puna En el departamento Cochinoca (Jujuy), una comunidad de 25 familias kollas que tienen la posesión precaria de las tierras que habitan presentó el 15 de noviembre ante la Dirección Provincial de Minería un documento en rechazo a los emprendimientos mineros en su territorio. Entrevista a Matías Quispe (25), vocero de la comisión directiva de la comunidad Santa Ana de la Puna.
Por Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik para la Agencia de Noticias Biodiversidadla.*
P: Habían fijado un plazo de diez días antes de tomar otro tipo de medidas. ¿Qué respuestas obtuvieron?
R: Fue el jefe de la policía minera, que es la que realiza los controles, y se comprometió a hacer una inspección ocular, la cual se realizó la semana pasada; fueron convocados varios testigos de la comunidad para ir al lugar donde se están haciendo las perforaciones. En el momento que nosotros notamos estas perforaciones ellos no tenían autorización. Fuimos a la jueza de Minas y vimos los expedientes de los cateos que ellos quieren realizar; todavía están en trámite. Entonces, nosotros le preguntamos a la jueza:
P: En el documento mencionan la realización de trabajos sobre los que no fueron consultados los vecinos.
R: Exactamente, eso es lo que más molesta a los vecinos. Ellos, de un día para el otro, vieron camionetas... Un campesino informó a otro:
P: ¿Hay concesiones mineras ya otorgadas sobre las tierras de la comunidad?
R: Aparentemente sí. Es el método de extracción lo que nos saca de lugar... Cuando vamos allá, los cuatro testigos acompañados por el resto de la comunidad, nos encontramos con el jefe de la policía minera, que apareció junto al ingeniero encargado de la mina y un señor de Gestión Ambiental. Los tres vienen juntos, dan a entender que ya tenían hablado algo previamente y van al mismo lugar donde nosotros habíamos estado días antes. Nos manifiestan que se trata solamente de pozos de agua de 3 metros de profundidad. Nosotros hacemos observaciones de que hay un orificio con unas mechas metidas, de una longitud de 6 metros; aproximadamente, en el lugar había unas 50 mechas.
P: Entonces, ¿cuáles son las tareas que se están ejecutando?
R: Lo que yo estuve averiguando por mi parte es que se trata de la extracción de salmueras, que son aguas con alta concentración de sal; la verdad, no se a qué profundidad se sacan... Según nos dijo el ingeniero que estaba ahí, a más de 100 metros de profundidad. Se extrae la salmuera, se la expone en forma de pileta y ahí se produce la evaporización del agua.
P: Dicen que rechazarán cualquier oferta y, al mismo tiempo, exigen la nulidad de todo proyecto minero. ¿A qué se debe esa posición?
R: Así es. Se debe a que la comunidad se dedica ancestralmente a la ganadería (llamas, vicuñas, ovejas, chivos, cabras) y en menor medida a la agricultura (papa andina, porotos, habas, tunas). Ellos no quieren cambiar su método de vida por la minería. Acá la gente ya tiene experiencia: trabajó en Mina Pirquita y Mina Aguilar. La gente fue explotada desde tiempos inmemoriales. Ellos dicen que la minería es progreso... En Jujuy, usted mira la Puna y no hay ningún pueblo ejemplar que la minería haya sacado adelante. La gente sabe que es una mentira y que se deja un daño ambiental irreparable. Por su filosofía, las comunidades indígenas viven en paz con la naturaleza, sin dañarla.
P: ¿Cuál es la experiencia de las comunidades vecinas con emprendimientos extractivos a la que hacen referencia?
R: La única que hay es en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca-Salta). Es una explotación reciente que comenzó hace uno o dos años. Creo que todavía no son explotaciones a un nivel más intensivo, sino sobre todo para muestras. Es lo que escuchamos, porque no tuvimos contacto con esa comunidad. Justamente, en Jujuy no han logrado instalarse por la oposición de varias comunidades aborígenes. Ahora el conjunto de comunidades se está reuniendo más seguido para tratar de frenar esto.
P: Se habla de cientos de millones de pesos que las empresas mineras, asociadas a las fabricantes de automóviles más importantes del mundo, estarían dispuestas a invertir para explotar el litio en la provincia. ¿Qué expectativas tienen al respecto?
R: Nosotros sabemos de las inversiones fuertes, sabemos hacia donde se dirige el mundo, el desarrollo tecnólogico, y sabemos que al intentar frenar esto nos sentimos como queriendo tapar el sol con un dedo: es algo imposible... Pero mientras nosotros seamos amparados por la ley y nuestros derechos, derechos que tiene toda comunidad aborigen sobre sus tierras, los vamos a hacer respetar hasta lo último. Extender los plazos, tratar de que no se hagan. Sabemos que en Bolivia, en el Salar de Uyuni, están haciendo explotaciones. Es la primera vez que se hacen este tipo de explotaciones en forma intensiva y se van a ver los impactos ambientales en... diez o veinte años.
P: La agricultura y la ganadería, ¿son incompatibles con las operaciones mineras?
R: La falta de información, que en Internet no la pudimos conseguir, no nos permite decir si son compatibles o no. Lo que sí sabemos, lo que ya notó la gente ganadera, es la falta de agua en los pozos. Por acá no hay agua de ríos: el agua no está en la superficie y es necesario perforar. La gente cada vez tiene que cavar más; necesitan otro tipo de bombas para extraer el agua. El mismo geólogo nos dijo que en el proyecto la idea es hacer más pozos, más perforaciones. Si uno ya está afectando, imagínense si hacen diez, veinte o treinta. Por la magnitud de la explotación que quieren hacer va a mermar el agua. Buscamos asesores ambientales, pero todos cobran y la verdad que la comunidad no tiene el dinero para afrontar esa investigación. Los únicos que nos dan los informes de impacto ambiental son las mismas empresas mineras que, por supuesto, nos van a pintar todo color rosa. Y nos van a vender espejitos de colores para que la explotación siga adelante.
* Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik estudian el desarrollo de conflictos por los bienes naturales en Argentina y el potencial de Internet para la distribución de información dedicada.
Por Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik para la Agencia de Noticias Biodiversidadla.*
P: Habían fijado un plazo de diez días antes de tomar otro tipo de medidas. ¿Qué respuestas obtuvieron?
R: Fue el jefe de la policía minera, que es la que realiza los controles, y se comprometió a hacer una inspección ocular, la cual se realizó la semana pasada; fueron convocados varios testigos de la comunidad para ir al lugar donde se están haciendo las perforaciones. En el momento que nosotros notamos estas perforaciones ellos no tenían autorización. Fuimos a la jueza de Minas y vimos los expedientes de los cateos que ellos quieren realizar; todavía están en trámite. Entonces, nosotros le preguntamos a la jueza:
¿Mientras están en trámite se pueden realizar las perforaciones?Y la jueza nos dijo:
No se puede realizar ninguna perforación hasta que esté autorizado.
P: En el documento mencionan la realización de trabajos sobre los que no fueron consultados los vecinos.
R: Exactamente, eso es lo que más molesta a los vecinos. Ellos, de un día para el otro, vieron camionetas... Un campesino informó a otro:
Vi una camioneta blanca en tal sector; en otro sector.... Esto generó la preocupación. Y en los pozos de sus territorios vieron falta de agua.
P: ¿Hay concesiones mineras ya otorgadas sobre las tierras de la comunidad?
R: Aparentemente sí. Es el método de extracción lo que nos saca de lugar... Cuando vamos allá, los cuatro testigos acompañados por el resto de la comunidad, nos encontramos con el jefe de la policía minera, que apareció junto al ingeniero encargado de la mina y un señor de Gestión Ambiental. Los tres vienen juntos, dan a entender que ya tenían hablado algo previamente y van al mismo lugar donde nosotros habíamos estado días antes. Nos manifiestan que se trata solamente de pozos de agua de 3 metros de profundidad. Nosotros hacemos observaciones de que hay un orificio con unas mechas metidas, de una longitud de 6 metros; aproximadamente, en el lugar había unas 50 mechas.
P: Entonces, ¿cuáles son las tareas que se están ejecutando?
R: Lo que yo estuve averiguando por mi parte es que se trata de la extracción de salmueras, que son aguas con alta concentración de sal; la verdad, no se a qué profundidad se sacan... Según nos dijo el ingeniero que estaba ahí, a más de 100 metros de profundidad. Se extrae la salmuera, se la expone en forma de pileta y ahí se produce la evaporización del agua.
P: Dicen que rechazarán cualquier oferta y, al mismo tiempo, exigen la nulidad de todo proyecto minero. ¿A qué se debe esa posición?
R: Así es. Se debe a que la comunidad se dedica ancestralmente a la ganadería (llamas, vicuñas, ovejas, chivos, cabras) y en menor medida a la agricultura (papa andina, porotos, habas, tunas). Ellos no quieren cambiar su método de vida por la minería. Acá la gente ya tiene experiencia: trabajó en Mina Pirquita y Mina Aguilar. La gente fue explotada desde tiempos inmemoriales. Ellos dicen que la minería es progreso... En Jujuy, usted mira la Puna y no hay ningún pueblo ejemplar que la minería haya sacado adelante. La gente sabe que es una mentira y que se deja un daño ambiental irreparable. Por su filosofía, las comunidades indígenas viven en paz con la naturaleza, sin dañarla.
P: ¿Cuál es la experiencia de las comunidades vecinas con emprendimientos extractivos a la que hacen referencia?
R: La única que hay es en el Salar del Hombre Muerto (Catamarca-Salta). Es una explotación reciente que comenzó hace uno o dos años. Creo que todavía no son explotaciones a un nivel más intensivo, sino sobre todo para muestras. Es lo que escuchamos, porque no tuvimos contacto con esa comunidad. Justamente, en Jujuy no han logrado instalarse por la oposición de varias comunidades aborígenes. Ahora el conjunto de comunidades se está reuniendo más seguido para tratar de frenar esto.
P: Se habla de cientos de millones de pesos que las empresas mineras, asociadas a las fabricantes de automóviles más importantes del mundo, estarían dispuestas a invertir para explotar el litio en la provincia. ¿Qué expectativas tienen al respecto?
R: Nosotros sabemos de las inversiones fuertes, sabemos hacia donde se dirige el mundo, el desarrollo tecnólogico, y sabemos que al intentar frenar esto nos sentimos como queriendo tapar el sol con un dedo: es algo imposible... Pero mientras nosotros seamos amparados por la ley y nuestros derechos, derechos que tiene toda comunidad aborigen sobre sus tierras, los vamos a hacer respetar hasta lo último. Extender los plazos, tratar de que no se hagan. Sabemos que en Bolivia, en el Salar de Uyuni, están haciendo explotaciones. Es la primera vez que se hacen este tipo de explotaciones en forma intensiva y se van a ver los impactos ambientales en... diez o veinte años.
P: La agricultura y la ganadería, ¿son incompatibles con las operaciones mineras?
R: La falta de información, que en Internet no la pudimos conseguir, no nos permite decir si son compatibles o no. Lo que sí sabemos, lo que ya notó la gente ganadera, es la falta de agua en los pozos. Por acá no hay agua de ríos: el agua no está en la superficie y es necesario perforar. La gente cada vez tiene que cavar más; necesitan otro tipo de bombas para extraer el agua. El mismo geólogo nos dijo que en el proyecto la idea es hacer más pozos, más perforaciones. Si uno ya está afectando, imagínense si hacen diez, veinte o treinta. Por la magnitud de la explotación que quieren hacer va a mermar el agua. Buscamos asesores ambientales, pero todos cobran y la verdad que la comunidad no tiene el dinero para afrontar esa investigación. Los únicos que nos dan los informes de impacto ambiental son las mismas empresas mineras que, por supuesto, nos van a pintar todo color rosa. Y nos van a vender espejitos de colores para que la explotación siga adelante.
* Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik estudian el desarrollo de conflictos por los bienes naturales en Argentina y el potencial de Internet para la distribución de información dedicada.
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